1° Samuel 12:24

"Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros". 1°Samuel 12:24.
 
Dios dió su Palabra al profeta Samuel y éste la profetizó sobre el pueblo de Dios hace miles de años. Sin embargo, la Palabra de Dios no pierde poder con el tiempo sino que es la misma ayer, hoy y por los siglos de los siglos. Ustedes y yo somos el pueblo de Dios; por lo tanto, hoy, esa Palabra es para todos nosotros. El versículo comienza con "solamente" y es que, como agradecimiento, por las grandes cosas que Él ha hecho por nosotros, no tenemos que hacer grandes sacrificios, como algunos así lo creen, sino que tan solo debemos respetarlo y servirle con sinceridad.  ¿Cómo?, haciendo lo bueno y dándole la espalda a todo aquello que desagrada a Dios.

En Gálatas 5:19,20,21 se mencionan algunas de las acciones humanas que van en contra de la voluntad de Dios: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías. Esas son las obras de la carne y quien dice que no puede vencerlas es porque no conoce el poder que el Espíritu Santo de Dios puede desatar en su vida; la presencia del Espíritu del Señor puede transformar las vidas sacándolas de la oscuridad y llevándolas a la luz admirable del Señor. Solo tenemos que disponernos y clamar por su ayuda. Él está siempre dispuesto a ayudarnos pues su amor no tiene límites.

A Él no le interesa cuan grande es su pecado tan solo quiere su entrega. Seamos agradecidos; Él ha tenido especial cuidado de nosotros; haga un repaso de su vida: el techo que lo cobija, la cama que le da descanso y la cobija que lo abriga, la familia que le ama, la comida, el vestido, el trabajo, los amigos, la provisión y hasta las pruebas que disciplinan todo viene de Él y nadie puede vanagloriarse porque hasta los dones que usted posee, y que le han hecho destacar, son regalos de Dios para su vida. ¡Seamos agradecidos! porque toda buena dádiva y todo don perfecto proceden de Dios.

Que el Señor los bendiga.