Levantar alas como águilas...

2 Samuel 7: 28-29 y 8:6

07.05.2009 10:32

“Ahora pues Jehová Dios, tu eres Dios y tus palabras son verdad y tu has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo para que permanezca perpetuamente delante de ti porque tu Jehová Dios lo has dicho y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre”. 2 Samuel 7: 28-29

“y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue”. 2 Samuel 8:6

 

El rey David tuvo un corazón que agradó a Dios. Como todos los seres humanos cometió grandes errores. Incluso, llegó a matar a un soldado para luego poseer a su mujer. Sin embargo, siempre reconoció su pecado y se humilló ante Dios y clamó por perdón. Eso le agrada a Dios porque Él ama al pecador pero aborrece el pecado. David oraba sin cesar, buscaba la presencia del Señor, clamaba por la protección del Todopoderoso y Él se la concedió y le dio la victoria en todo aquello que emprendió.

Sigamos los pasos del Rey David y tengamos un corazón que agrade a Dios. El gran anhelo del corazón de Dios es que tengamos intimidad con Él, como un padre la tiene con su hijo. Él quiere chinearnos, bendecirnos y también disciplinarnos; recordemos que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.

Que el Señor los bendiga en este día y por siempre.

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Lilliana María Incera Villalta

lincera03@hotmail.com

San José, Costa Rica

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