Levantar alas como águilas...

Deuteronomio 28: 2-8

13.05.2010 13:54

 "Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones y te alcanzarán si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tu en la ciudad y bendito tu en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti y por siete caminos huirán de delante de ti. Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo aquello en que pusieres tu mano y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da! Deuteronomio 28: 2-8

 
¡Qué sencillo es vivir con calidad de vida!. Dios siempre ha anhelado que, a pesar de las pruebas, seamos felices; sin embargo, el ser humano se empeña en torcer su camino al desobecer la voz de Dios. El hombre pierde la paz, el gozo y el sentido bueno de la vida por desconocimiento. Definitivamente, no conoce al Padre bueno que desea derramar sobre él múltiples bendiciones. Por ese motivo, el hombre se contenta con ser medianamente feliz y eso es un grandísimo error porque la vida es muy corta y los días que pasan no se podrán recuperar jamás. Por eso, es tiempo de creerle a Dios; es tiempo de afinar nuestros oídos espirituales para escucharlo y es tiempo, también, de retomar nuestra vida, viviendo de acuerdo a su Palabra; si así lo hacemos recogeremos grandes bendiciones pues las promesas de Dios son preciosos regalos para quienes se mantienen fieles al Señor. Él te ha prometido que serás dichoso dondequiera que estés; que tus hijos, tus bienes y tu trabajo serán prosperados; que tu alacena siempre estará llena; que sus ángeles te guardarán en el camino; que nadie te podrá vencer en todos los días de tu vida y te da poder y autoridad para bendecir todo lo que tocan tus manos. Dios no quiere que pasemos inadvertidos por la vida; Él quiere que marquemos la diferencia; Él anhela que sus hijos sean valientes, esforzados y que arrebaten las promesas que Dios tiene para ellos. Él anhela hijos que no pierdan la esperanza y que al caminar sean el ejemplo que otros quieran seguir.

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Lilliana María Incera Villalta

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San José, Costa Rica

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