"Airaos pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo". Efesios 4: 26
Dios nos advierte que debemos ser tardos en hablar y también en enojarnos; por lo general, los conflictos, entre las personas, surgen por causa de las palabras que se dice pues muchos las malinterpretan. Dios también nos dice que debemos poner guarda a nuestra boca y pensar muy bien en lo que vamos a decir porque podemos herir a otros. Sin embargo, nuestro Padre nos conoce y sabe que en innumerables oportunidades nos enojamos porque no controlamos nuestras emociones. Él nos permite el enojo, porque es de humanos, pero insiste en que debemos perdonarnos unos a otros y terminar con el conflicto de inmediato, antes que llegue la noche; cuando las personas permanecen enojadas surgen los resentimientos y la amargura y satanás se aprovechará de esa situación para levantar el odio y el distanciamiento entre los hijos de Dios. Tengamos presente que el diablo quiere destruir a las personas y sumirlas en el caos. Si estamos enojados con alguien es tiempo de buscar la oportunidad para lograr una reconciliación.
Lilliana María Incera Villalta
San José, Costa Rica