“Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino”. Salmo 119:105
Hace mucho tiempo, durante los tiempos bíblicos, las personas cuando caminaban por las noches, o en sitios muy oscuros, se amarraban, en las piernas, una especie de antorchas para que no tropezaran, cayeran ni se hirieran.
Hoy, usamos la Palabra de Dios porque ella nos ilumina el camino y nos da dirección para no caer aun y cuando parece que estamos en la caverna más oscura. Y si fallamos, porque somos humanos y con frecuencia nos equivocamos, la Palabra de nuevo viene a orientarnos y nos hace reconocer que no actuamos bien.
Pido al Espíritu de Dios que nos de sabiduría para que siempre clamemos por la dirección de Dios y atamos, reprendemos, no recibimos el espíritu de pereza que no permite que las personas repasen las Sagradas Escrituras.
Lilliana María Incera Villalta
San José, Costa Rica