2° Corintios 5: 10

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo sea bueno o sea malo”.  2° Corintios 5: 10

Tarde o temprano todos vamos a morir y está escrito que todos vamos a comparecer ante un tribunal en el cual el juez supremo es el Señor. Ahí seremos juzgados por todo lo que hicimos o dejamos de hacer durante nuestra vida. Por ese motivo, es bueno recordar la gran comisión que Jesús nos dejó: Él dijo que debíamos ir a todo lugar y que debíamos hablar con toda criatura sobre las buenas nuevas del Evangelio. Tomemos la decisión de llevar a cabo ese mandato. Preparémonos para compartir el mensaje de la salvación. Recuerdo la historia de Pablo. Él fue un hombre que durante buena parte de su vida persiguió y encarceló a los cristiano. Él no cambió su forma de agresiva de actuar porque ningún cristiano se le acercó para revelarle la verdad. Entonces, el Señor Jesús tomo la decisión de hablarle y un buen día cuando iba camino a Damasco en busca de gente a quien encarcelar escucha la voz del Señor que le dice: ¿Pablo por qué me persigues? A partir de ese momento comienza una relación de amor entre Pablo y Jesús; Pablo es totalmente transformado y entrega su vida por completo al Señor. Nosotros no debemos perder oportunidades; hoy, por desconocimiento, al igual que lo hizo Pablo, muchas personas están alejadas de Dios. Tomemos la decisión de actuar. Dios confía en nosotros; Él sabe que por nuestro medio su Reino será extendido. Que ese glorioso día cuando estemos ante la presencia majestuosa del Señor escuchemos su voz decir: bien!, buen siervo y fiel en lo poco has sido fiel en lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.

Que el Señor los bendiga.