Levantar alas como águilas...

Filipenses 4: 6,7.

06.04.2010 12:14

"Por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús". Filipenses 4: 6,7.

 
El Señor Jesús abrazó la cruz por su propia voluntad. En ella sufrió una muerte indescriptible, nunca antes vista. Por medio de ese trágico desenlace, Dios le mostró a la humanidad el amor extraordinario e inmenso que sentía por sus hijos. Nos dio así la oportunidad de reconciliarnos con el Padre al reconocer nuestros pecados y arrepentirnos de ellos. A partir de ese momento, todos los cristianos podemos tomar la decisión de tener una relación personal, diaria, con Dios. Ese fue parte del plan que fue consumado en el Calvario pues ahora, en los momentos duros de la vida, podemos clamar a Él por ayuda y ella vendrá. Él sabía que los seres humanos, en determinados momentos, seríamos sacudidos seriamente por las pruebas; también sabía que, por nosotros mismos, nunca encontraríamos la paz que necesitamos para enfrentar las circunstancias adversas. Por eso fue necesario semejante sacrificio pues solo así comprenderíamos la magnitud de su amor por nosotros y así pudiéramos, con total, seguridad, confiar en Él seguros de que en los momentos de aflicción el va adelante, abriendo un nuevo camino de bendición y paz. Si se encuentra ansioso, tenso o cargado de afanes tome la sabia decisión de hablar con Él como si lo hiciera con el mejor de los amigos. La respuesta inmediata será la paz que inundará su corazón; luego, en su tiempo, y en forma milagrosa el desierto que atravesaba se convertirá en una buena tierra de la cual fluye leche y miel.

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Lilliana María Incera Villalta

lincera03@hotmail.com

San José, Costa Rica

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