Levantar alas como águilas...

Filipenses 4: 6,7

04.06.2009 11:15

nada se compara a recibir la Palabra de Dios desde buena mañana. Estoy segura que es el alimento diario que todos necesitamos para mejorar la calidad de nuestras vidas. De ella realmente se aprende a controlar nuestras emociones las cuales, en muchos momentos, pueden robarnos la paz.

“Por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4: 6,7

 

El Señor nunca nos descuida. Él siempre está pendiente de nuestras súplicas. Él se inclina hacia nosotros cuando doblamos nuestras rodillas y, en oración, conversamnos con Él. Tan seguros estamos de su respuesta que de antemano le damos gracias pues somos conocedores de su fidelidad, de su amor y sabiduría. No hay nadie como Él y nunca lo habrá.  El Señor nos aconseja que no nos afanemos en nuestro diario vivir más bien nos llama a descansar y a confiar; definitivamente, al que cree todo le es posible. Escuchemos la voz de Dios para que su paz descienda a nuestras vidas. No es la paz a la que, humanamente, estamos acostumbrados; no es esa paz que viene y se va de acuerdo a lo que nos corresponda enfrentar. Es la paz de Dios la que sobrepasa todo pensamiento humano; es esa paz la que nos despoja de los afanes desmedidos, nos permite ver las cosas desde su verdadera dimensión y  declarar que somos más que vencedores en Cristo Jesús.

Que la paz de Dios los acompañe todos los días de sus vidas.

Que el Señor los bendiga.

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Lilliana María Incera Villalta

lincera03@hotmail.com

San José, Costa Rica

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