“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora porque Él dijo: no te desampararé ni te dejaré de manera que podemos decir confiadamente el Señor es mi ayudador no temeré lo que me pueda hacer el hombre”. Hebreos 13: 5-6
Que importante es tener contentamiento, como lo dice Pablo, con lo que se tiene. Sin envidiar, ni anhelar nada de lo que tienen los demás y que, por diversas razones, nosotros no podemos tener. Si no tuviéramos esa actitud, viviríamos sumamente amargados por aquello que anhelamos y no tenemos. Dios es el dueño del oro y la plata. Él no tendría ningún problema en prosperarnos económicamente; pero, la verdadera prosperidad, con la cual quiere bendecirnos, es la espiritual. Nada haríamos siendo millonarios si no tenemos amor, gozo y paz; definitivamente, sin los frutos del espíritu no podríamos disfrutar de la vida. ¡Tengamos contentamiento!, Dios nos irá añadiendo poco a poco lo que, verdaderamente, nos hace falta.
Que el Señor los bendiga.
Lilliana María Incera Villalta
San José, Costa Rica