Hebreos 5: 12,13

"Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuales son los primeros rudimentos de las Palabras de Dios. Y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia porque es niño. Pero el alimento sólido es para quienes han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5: 12,13

Hay muchas personas que conocen la Palabra de Dios y continúan cayendo, frecuentemente, en el pecado; se les presenta la tentación y no logran esquivarla; por el contrario caen, con mucha facilidad, en los lazos del cazador. Ellos tienen el corazón endurecido y la Palabra rebota sin dar fruto. Se quedan en un primer nivel; son como niños que solo se alimentan de leche; son aquellas personas que disfrutan solo de los Salmos que contienen muchas de las promesas de Dios y llegan a memorizar solo los versículos que les convienen. Pero, esas mismas personas se sienten incómodas y se resisten a aceptar la Palabra gruesa y firme del Señor cuando nos llama a darle la espalda al pecado; no son maduros espiritualmente pese al conocimiento que tienen; no quieren digerir la parte sólida de los mensajes porque eso significaría pagar un precio; quieren disfrutar de las bendiciones de Dios pero se niegan a cambiar. No practican las enseñanzas y no pueden distinguir entre el bien y el mal. Son, como dice la Palabra, "sepulcros blanqueados" por fuera resplandecen pero están muertos por dentro.

Definitivamente, tenemos que cambiar; en un principio, seremos como niños espirituales sometidos a un aprendizaje; pero, conforme pasa el tiempo llegaremos a madurar espiritualmente y viviremos de acuerdo a la Palabra de Dios; el Espíritu Santo nos ayudará para mantenernos firmes en nuestra nueva vida.

Que el Señor los bendiga.