Hechos 17: 24,25

El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas; ni es honrado por manos de hombres como si necesitase de algo; pues Él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas". Hechos 17: 24,25
 
Dios es poderoso; Él es el arquitecto de toda la creación; Él habló y todo fue hecho para disfrute nuestro. Él es tan grande que no se puede limitar a vivir en una estructura física, como muchos lo creen. Es por eso, que algunas personas solo tienen relación con el Señor cuando, los domingos visitan los templos. Ellos creen, equivocadamente, que el Señor habita, solamente, en las iglesias.

En esos lugares, el Espíritu de Dios desciende porque el pueblo de Dios lo alaba y lo adora y se reune para escuchar su Palabra; pero, cuando termina la reunión, el Señor no se queda encerrado en las cuatro paredes; el propósito del Señor es habitar en el corazón del hombre; por ese motivo, quien acepta su compañía nunca estará solo ni desamparado porque adonde se mueva ahí también estará el Espíritu del Señor.

De igual manera, Dios no necesita que el hombre le confeccione cosas para honrarlo pues Él es el dueño del oro y la plata y de todo lo que existe en el cielo y en la tierra. Él es quien nos da porque es un Dios justo y galardonador.

Lo que el Señor quiere es que le entreguemos nuestra vida; Él anhela ordenar nuestros pasos; Él desea transformar nuestro corazón y nuestra mente; Él quiere que brillemos entre tanta oscuridad; Él quiere levantarnos con una fuerza y un poder que antes no teníamos para que otros vean los milagros que Él realiza y entonces se vuelvan a Él; sería un verdadero privilegio que por su medio otros conozcan al Señor y disfruten de las bendiciones que solo tienen los hijos de Dios.

Que el Señor los bendiga.