Levantar alas como águilas...

Juan 12: 26

08.10.2009 08:35

"Si alguno me sirve, sígame y donde yo estuviere allí estará también mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará". Juan 12: 26
 
El que está al servicio del Señor indudablemente será galardonado y honrado por Dios. ¿Como podríamos entonces   abstenernos de hacerlo?. Todos queremos alcanzar la promesa del Padre; pero, para lograrlo hay que pagar un precio; seguir al Señor no es humanamente fácil porque significa renunciar a muchas cosas que el mundo nos ofrece y que resultan muy atractivas.

Sin embargo, tenemos que admitir que nada ni nadie nos podrá dar la recompensa que nos ofrece el Señor: vivir con Él eternamente plenos de gozo y paz. Las tentaciones del mundo son pasajeras pero la honra, el galardón y la corona que Dios da a sus hijos es para siempre. Definitivamente se equivocan quienes creen que los que sirven y siguen al Señor deben ser perfectos; nadie es perfecto pues somos humanos y nos equivocamos con mucha frecuencia; sin embargo, Él, al observarnos, conoce cual es nuestra actitud ante la tentación: pensamos en ella, le permitimos crecer dentro de nosotros hasta que nos arrastra y nos hace caer en el pecado o somos valientes, en el nombre de Jesús, y la resistimos. 

Quienes siguen los pasos del Señor son las personas que conocen la Palabra de Dios y la llevan a la práctica guiados por el Espíritu Santo. Por nuestros propios medios sería imposible; solo el Espíritu Santo da fuerza y valentía a los seguidores de Cristo. Solo la presencia del Señor en nuestras vidas puede revelarnos la Palabra para que, con sabiduría, actuemos pues Él nos enseñará "cosas que ojo no vió, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman". I°Corintios 2:9.

Clame al Espíritu Santo y Él le dará la ayuda necesaria para seguir a Jesús y prepárese porque, en su momento, recibirá la corona que Dios le entregará como recompensa a su fidelidad. "Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida" Apocalipsis 2:10. Así habló el Señor y así nos habla hoy.

Que el Señor los bendiga.

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Lilliana María Incera Villalta

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San José, Costa Rica

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