“Por tanto el que me oye y hace lo que yo digo es como un hombre prudente que construye su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa pero no cayó porque tenía su base sobre la roca”. Mateo 7: 24,25
Dios nos habla por medio de parábolas para que sea más sencillo comprender su idioma. En el versículo que hoy comparto, la roca es el mismo Señor Jesucristo y la casa somos cada uno de nosotros y también nuestros familiares. Quien construye su vida bajo el mandato de su propia prudencia probablemente percibirá destrucción cuando todo alrededor (las aguas y los vientos) se agiten. Pero, quien todos los días pide sabiduría al Señor, conoce sus mandatos y con la ayuda de Él los sigue, entonces será sostenido por su mano y por su amor.
Lilliana María Incera Villalta
San José, Costa Rica