Levantar alas como águilas...

Romanos 4: 19,20,21,22

11.12.2009 13:23

"y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo que estaba ya como muerto (siendo de casi 100 años) o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios sino que se fortaleción en fe, dando gracias a Dios plenamente convencido de que era, también, poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual, su fe le fue contada por justicia". Romanos 4: 19,20,21,22
 
Los versículos hablan de Abraham, padre de las naciones, el cual se distinguió por ser "amigo de Dios". Abraham le creyó a Dios aun y cuando las circunstancias que vivía le hacían pensar que su sueño era imposible. Él anheló un hijo y aunque Sara, su mujer, era estéril, Dios le concedió el deseo cuando Abraham tenía 100 años. A pesar del paso de los años, la fe de Abraham no se debilitó pues él puso su mirada en quien todo lo puede. Luego, cuando Dios le pidió que sacrificara a Isaac, su hijo, Abraham le obedeció creyendo, firmemente, que si moría Dios le podría dar la vida nuevamente levantándolo de los muertos.

Abraham es el padre de la fe y nosotros debemos seguir su ejemplo. Dios le había prometido un hijo y se lo concedió cuando ya era muy viejo. Abraham creyó que Dios es un Dios de promesas y que Él las cumple aun y cuando el hombre las considere imposibles.

¿Quien podría creer que un hombre de 100 años, con una mujer estéril, podría tener un hijo?

Para los ojos del hombre eso es imposible pero para Dios es "pan comido". Nunca dude en el poder de Dios ni en su fidelidad. Él no olvida ninguna de las bendiciones que ha prometido a quienes le temen. Si usted tiene una necesidad ore, póngala en manos de Dios y espere, como Abraham, confiadamente creyendo en la respuesta que está por venir.

Tenga fe, recuerde que la fe es "la certeza de lo que espera y la convicción de lo que aun no ve". Cual es su anhelo: un mejor trabajo, un esposo, una esposa, una casa, un vehículo, salud, gozo, paz, un viaje, cualquiera que sea su sueño no olvide que Dios cumple sus promesas. Pero, sobre todo, el deseo fuerte de su corazón debe ser conocer a Dios; alabarlo, adorarlo, honrarlo todos los días de su vida.

Que usted, como Abraham, se convierta en un buen amigo de Dios y, con toda confianza, pueda hablarle de sus sueños. Dios es bueno y bueno en gran manera. Él, como el mejor de los padres, anhela el día en que pueda abrazarte como a un hijo. Entrega tu vida a quien todo lo puede y espera en Él.

Que el Señor los bendiga.

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Lilliana María Incera Villalta

lincera03@hotmail.com

San José, Costa Rica

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