Romanos 5:8

 "Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aun pecadores Cristo murió por nosotros". Romanos 5:8

 
Que amor tan extraordinario el de Dios. Él envió a su único hijo a la tierra con un plan preconcebido: nació en forma sobrenatural, estudió las Sagradas Escrituras, compartió sus conocimientos con los demás, les mostró las bondades del Padre y de su Reino, sufrió en silencio imnumerables humillaciones, tuvo miedo de lo que estaba por venir pero, aún así, aceptó la indescriptible muerte que le había sido profetizada porque le era necesario consumar un plan para darle a la humanidad esperanza y vida eterna. Cuando Cristo murió en la cruz su nombre y el mío estaban en su mente y cuando al tercer día, el Padre lo levantó de la muerte nos estaba mostrando, en su infinito poder y amor, que  el sepulcro no podrá atraparnos y que de igual manera seremos levantados y veremos resplandecer el rostro del Señor sobre nosotros. No hay amor comparable al de Él; o ¿podría usted entregar la vida de su propio hijo para salvar a otro que quizá le ha ofendido?, ¿podría hacerlo libremente tan solo por amor sacrificando su más preciada posesión quien además es inocente y no merece morir?, ¿lo haría usted?. La respuesta probable es ¡no!; pero podemos estar tranquilos porque Dios no nos pedirá semejante sacrificio. Además, el Señor Jesucristo tomó nuestro lugar y aceptó un sacrificio que no merecía mas lo hizo por amor por todos. Aunque amamos profundamente al Señor, Él nos amó primero, intensamente, y, con dolor indescriptible, derramó toda su sangre y aun, en sus últimos momentos, pidió a su Padre que perdonara a todos aquellos que no le habían creído y aun en su agonía se burlaban de su condición. ¡Jamás habrá un amor mayor que ese! y está a su disposición para que se deleite en él y disfrute de amor, paz y perdón.