Levantar alas como águilas...

Romanos 8: 38,39

16.03.2010 11:37

"Por lo cual estoy seguro de que la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir. Ni lo alto ni lo profundo ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro". Romanos 8: 38,39
 
Todos estábamos llamados a morir por causa del pecado; íbamos a ser exterminados por la ira de Dios; sin embargo, el amor intenso del Padre por sus hijos lo llevo a adoptar la naturaleza humana y Dios se  hizo carne en el Señor Jesús. Ese milagro extraordinario mostró su misericordia  pues Jesús cargó con nuestros pecados y aceptó la muerte más despiadada en nuestro lugar. Tal sacrificio permitió nuestra salvación y revela la pasión con la que Dios nos ama. Por eso, quien comprende el amor y la entrega del Padre jamás podrá separarse de Él. Ninguna cosa, por extraordinaria que sea, llámese ángeles o demonios, experiencias maravillosas o devastadoras, nada de lo que ahora vivimos o de lo que está por venir hará que olvidemos que el Señor nos bajó de la cruz y recibió los clavos y la brutal agresión que nos correspondía sufrir. Por lo tanto, quienes tienen un corazón agradecido vivirán obedeciendo su Palabra, hasta en los mínimos detalles, y honrarán y exaltarán al Señor Jesús todos los días de sus vidas.  El Espíritu Santo del Señor se encargará de darnos la sabiduría y el conocimiento para hacerlo.

 

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Lilliana María Incera Villalta

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San José, Costa Rica

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