Levantar alas como águilas...

Santiago 1: 22, 23, 25

05.06.2009 11:15

Que el Señor abra las ventanas de los cielos y que sus bendiciones desciendan sobre sus vidas.

“Pero sed hacedores de la Palabra y no tan solamente oidores enganándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la Palabra pero no hacedor de ella éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. Santiago 1: 22, 23, 25 

 

De nada nos sirve conocer la Palabra, o escucharla, si no la llevamos a la práctica. Sería simplemente una lectura que puede despertar nuestro agrado, en forma temporal, pero, con el pasar de los días, se olvida. Las enseñanzas de vida que Dios nos da nos pueden cambiar si las llevamos a la práctica todos los días. Si somos tan solo oidores seremos como aquellos que observan sus rostros en el espejo y conforme pasa el día ya no recuerdan lo que vieron. Si somos oidores y también hacedores entonces seremos bienaventurados: gozosos y dichosos. Recordemos que Dios nos dice que de lo que abunda en el corazón habla la boca. Si en su corazón abunda la amargura, el odio o la envidia pues de eso hablará; o, si por el contrario, en el corazón abunda el amor, el perdón, el arrepentimiento, la tolerancia, la mansedumbre, el respeto, todo lo que hable estará impregnado de esos frutos espirituales. Entre tanta oscuridad, cada uno de nosotros puede brillar y marcar la diferencia. Enciende una luz, la luz del Señor, marca la diferencia y ¡conquista al mundo!

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Lilliana María Incera Villalta

lincera03@hotmail.com

San José, Costa Rica

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