Santiago 1:8

"El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos". Santiago 1:8
 
El ser humaño es sumamente voluble. El Señor, quien conoce el principio y el final de cada persona, dice en su palabra que tenemos doble ánimo: un día pensamos de cierta manera pero al siguiente cambiamos nuestra forma de pensar. Somos como las olas del mar.

En algunas oportunidades, cuando todo marcha bien, estamos en la cresta de la ola; pero, en otras nos estrellamos contra la arena cuando surge algún inconveniente. Las circunstancias nos confunden y muchas veces nos perdemos y no encontramos el camino correcto que debemos seguir; además, perdemos el respeto de quienes nos rodean pues consideran que no somos dignos de confianza. Sin embargo, cuando, por decisión propia, le permitimos al Espíritu del Señor que more en nosotros, nuestra fe crece, nuestro ánimo permanece establece y, a pesar de la adversidad, que pueda venir, siempre estaremos declarando victoria en nuestras vidas.

Dios no nos ha hecho temerosos ni cobardes; por el contrario, nos ha hecho personas con poder y autoridad para vencer y mantenernos firmes. Cuando dependemos de Él nos transformamos en personas de bien, de palabra, confiables, con pensamientos definidos, constantes y responsables en todos nuestros caminos: con la familia, en el trabajo, con los amigos. Somos vasos que el Señor está dispuesto a llenar, si se lo permitimos, con palabras de vida abundante. Cuando conocemos al Señor y lo seguimos dejamos atrás la duda y la incredulidad y marchamos confiados seguros de que Él va adelante guiando nuestros pasos por camino seguro. De no ser así, nos desviamos hacia la derecha o hacia la izquierda agitados por el doble ánimo producto de las pasiones o las emociones humanas.

Permítase un cambio en su vida; dígales si al Señor y el Espíritu Santo vendrá a darle firmeza a sus pensamientos y dirección a sus pasos. Con el Señor todas las cosas son posibles.

Que el Señor los bendiga.