Salmo 40: 2

"Y me hizo sacar del pozo de la desesperación; del lodo cenagozo; puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos". Salmo 40: 2
 

Damos toda Gloria y toda Honra a Dios por su bondad y fidelidad. Él siempre está al cuidado de quienes le respetan y obedecen. Sin Él nada podríamos hacer y las pruebas que nos visitan serían imposibles de superar sin su presencia poderosa en nuestras vidas. Solo Él nos podría rescatar de la desesperación y nos despojaría del peso del lodo que nos impide avanzar hacia la meta que anhelamos. El nos observa, sabe cuando acecha el peligro, nos toma de la mano y nos deposita sobre tierra firme y segura. Él nos instruye en su Palabra de donde brota la sabiduría que nos dará la salvación. Su mirada está fijamente puesta en nosotros; da la dirección correcta a nuestros pasos y nos indica el camino que debemos seguir. Sobre los hijos de Dios está su misericordia; Él confundirá a nuestros enemigos y los volverá contra ellos mismos; pero, a nosotros ninguna plaga nos tocará pues Él es fiel a sus promesas.