"Respondió Jesús y le dijo: lo que yo hago, tu no lo comprendes ahora mas lo entenderás después". San Juan 13:7
En los tiempos de Jesús, cuando una o varias personas llegaban a una casa los sirvientes les lavaban los pies. En una ocasión, después de cenar, el Señor se levantó de la mesa y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. Pedro, asombrado, no podía entender cómo su Maestro pretendía lavarle los pies; inicialmente se rebeló pero luego Jesús lo convence y le dice que debía aprender con el ejemplo y practicar la humildad con los demás. El Señor le estaba mostrando que los buenos líderes deben tener grandes dosis de humildad para que otros lo sigan. Al igual que Pedro, muchas veces no comprendemos por que suceden ciertas cosas en nuestra vida. Se nos olvida que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta y que debemos aceptarla aun y cuando muchas situaciones tienden a incomodarnos. Puede ser que algunas veces no entendamos lo que Dios está haciendo en nuestras vidas; pero, debemos tener la confianza de que las cosas suceden para bien. Recordemos esa palabra de esperanza que Dios nos da en Romanos 8: 18: "pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse". Mantengámonos firmes y ayudémonos con los dichos de nuestra boca; en momentos de confusión comience a llamar las cosas que no son como si fueran y declare, con autoridad y poder, que en su vida lo mejor está por venir, que todo es hecho nuevo y que las cosas viejas ya quedaron atrás.
Lilliana María Incera Villalta
San José, Costa Rica